3 de enero de 2013

La bandera española

En diseño gráfico, ciertos comportamientos o decisiones dan que pensar. El cómo escoger un color u otro y el evitar connotaciones, identificaciones, etc. no deseadas.


Siendo lectora de Harry Potter desde que tenía la edad del protagonista en su primer libro (11 años), he seguido sus aventuras hasta la última de las entregas. Por tanto, cuando J.K.Rowling publicó su nuevo libro, a pesar de no tener nada que ver con Harry, me hice con él.

Lo compré en Waterstones Trafalgar, en Londres. Me llamó muchísimo la atención los colores utilizados, ya que un rojo y un amarillo tan saturados para mi representan la bandera de España, pero no para un británico, por lo que esta apreciación quedó en algo anecdótico.

Cual fue mi sorpresa cuando hace una semana, en una librería española veo la versión ya traducida del libro, y me encuentro con que se han tomado la libertad de bajar la luminosidad y saturación del amarillo para... ¿que no parezca amarillo? Siguen siendo los colores de la bandera, pero ahora es más fácil darse cuenta de que aquí algo falla.

Yo me quedo con la edición original, cuyo diseñador sus razones tendría para hacer la cubierta como la hizo, y no la versión dejada al sol durante años y descolorida de la española.