Algo tan cotidiano como la publicidad se convierte en polémico cuando el público al que se dirige (target, para el gremio) se da cuenta de que continuamente está asumiendo estos mensajes.
Uno detrás de otro.
En la televisión, en el cine, en la calle, en un libro, en el móvil, ...
Tan acostumbrados estamos a ello, que ni nos damos cuenta de que la asumimos inconscientemente, condicionando nuestras decisiones.
Aún así, intuimos que algo ocurre cuando el mensaje llega a nosotros, y por ello, solemos mirar desde lejos y con recelo: "Por si acaso".
Este es el motivo de que, cuando nos encontramos de frente con ella, mirándonos y gritando: "Sí, estoy invadiendo tu espacio y no puedes evitarlo", nos enfadamos.
Esto es lo que ha ocurrido esta semana en Los Angeles Times
Y, cuidado, que es publicidad. No digais que no os avisé.
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