Y así se la encontrarán los futuros alumnos que en breve realizarán la prueba de acceso.
Cuando yo la hice, me impresionó el edificio y su buen estado. Ahora no se camina sin apartar vasos de café, palillos, botes de bebida, bolsas de comida, basura, basura y basura.
Y así va a seguir (y empeorará día a día, que de eso nos encargamos los alumnos) hasta que a Carmen y Covadonga se les dé lo que es suyo.
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