Esta última semana hemos experimentado con nuevas técnicas con las que podemos resolver nuestras ilustraciones. En concreto, en esta ocasión os voy a hablar del linóleo.
Según Wikipedia...
El linóleo (De lino, y del latín olĕum, aceite) es un material utilizado para recubrimientos de pisos fabricado a partir de aceite de lino solidificado mezclado con harina de madera o polvo de corcho colocado sobre un soporte de una lona o tela basta. Se le suele agregar pigmentos a la mezcla para darle distintos colores.
Para realizar un linograbado, debemos contar con que la principal característica de esta técnica es que no hay lugar para los grises, es decir, hay blanco y negro, pero no una gama intermedia, por lo que a la hora de escoger una imagen, debemos asegurarnos de que será visible una vez la estampemos, pues si los degradados son imprescindibles, habremos trabajado para nada.
Una vez escogida la imagen, debemos calcarla sobre el linóleo, teniendo en cuenta que se debe invertir, porque al estampar, se da la vuelta a la imagen, así que mucho cuidado con este punto, sobre todo si pensáis en incluir texto!
Debemos tener a mano instrumentos de vaciado, como unas gubias bien afiladas, y algún cutter.
Primero con el cutter (bisturí, escalpelo, o similares) marcamos las líneas para guiar las gubias.
Y después con las gubias y CON MUCHO CUIDADO, (que ya hemos tenido bajas en este punto del proceso) vaciamos las zonas que queremos dejar en blanco. Aunque no hace falta vaciarlo del todo, sí es aconsejable rebajarlo lo máximo posible, porque así nos aseguramos que esa zona no aparecerá en la estampación final.
Bien, ahora que ya hemos sufrido haciendo el vaciado, comienza lo divertido.
Para estampar necesitamos pintura (Preferiblemente óleo), acetato y rodillos (y el papel en el que queremos estampar, que, por experiencia, recomendamos los estucados o satinados).
Cogemos el acetato y ponemos óleo, para posteriormente extender la pintura creando una mancha uniforme con el rodillo.
Una vez que el rodillo está completamente entintado, pasamos la pintura de éste al linóleo, con cuidado de dejar las zonas "mas o menos" con la misma tinta.
Ahora, con calma, cogemos el papel y lo situamos sobre el linóleo, y SIN MOVERLO, pasamos sobre él otro rodillo, esta vez sin tinta, sobre el papel, ejerciendo toda la presión que podamos, para que la tinta se adhiera bien al papel.
Separamos el papel, y... Listo!!! Grabado terminado!!!
Lo bueno es que, de un linóleo puedes sacar todas las estampaciones que te dé la gana, así que puedes probar diferentes papeles, tintas, colores, etc.
Tambien se puede, en vez de entintar con rodillos, hacerlo con un pincel, aunque se pierde un poco el sentido de la mancha uniforme del grabado.
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