Hoy, con comida familiar de por medio, me vi en esta situación, y esta fue mi elección:
A parte de la guasa con el naming, que en contra de lo que parece, en realidad se refiere a una parte de la variedad de uva con la que se le elabora (una uva aragonesa, autóctona, más concretamente pirenaica, alargada y áspera, usada antiguamente para dar cuerpo a otros vinos) me pareció especialmente llamativa la gráfica. Destacaba muy por encima de todas las botellas a su alrededor.
Bajo la marca “Cojón de Gato” se esconden dos vinos de la Bodega Bal D’Isabena: un blanco hecho con la uva Gewürtzraminer y un tinto homónimo hecho con la uvas Merlot, Syrah y, por supuesto, la Cojón de Gato. Un Somontano de altura en el que domina la Merlot, y que fue puntuado con un 90 en la guía Peñín 2010. De la misma bodega, podemos encontrarnos también el vino "María de la O" y "Teta de vaca".
El tono rojizo del vino y el verde de la botella, hacen que el tono resultante sea un brillante negro. Esto es algo muy habitual en la comercialización del vino, pero lo que se sale de lo normal es la colocación de una etiqueta negra.
El colocar las letras cortadas a sangre en la parte inferior, así como el uso de la línea continua de puntos como motivo decorativo y recurso compositivo, hacen de este diseño un moderno reclamo para el cliente. (Sobre todo, si es diseñador!).
Es un buen ejemplo de lo mucho que se puede hacer con una sola tinta.
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